jueves, 26 de marzo de 2009

Defectos

Sumario: Sé que nunca me atreveré a decírtelo, mi Princesa, pero hay cosas que no puedo evitar observar en ti. Tus errores, tus defectos. Porque eres como cualquier otro ser humano. Y aún así te amo. Pensamientos de Darien sobre Serena.

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Posiblemente nunca te diga todo lo que pienso de ti. ¿Para qué? sé que heriría tus sentimientos, y eso es lo último que quiero, mi princesa. Pero es que hay cosas que, por más que yo me empeñe en negarlas, siempre estarán ahí. Rei te lo ha dicho muchas veces, sé que tus amigas otras cuantas más. Tu hermano, tu padre o tu madre, incluso Luna y Artemis. Eso sin dejar de lado a nuestra querida Rini.

En cambio yo siempre he guardado mis comentarios para mí. Y así será por siempre. Sin embargo, eso no significa que no piense nada al respecto.

Porque no puedo negar que eres la persona más desordenada que he conocido. Tu habitación, las pocas veces que he entrado, siempre ha estado hecha un desastre. Ropa por aquí y por allá, algunos peluches, cuadernos, cosas personales... de todo. Y ni hablar de tus apuntes. No sé cómo entiendes lo que escribes, princesa. Tu letra roza lo ilegible, escribes fuera de las márgenes, haces dibujos tapando lo importante. Me pregunto por qué los profesores no te regañan cuando presentas un examen.

Y, ahora que hablo de exámenes, no puedo negar que eres una pésima estudiante. Odias absolutamente todas las asignaturas y no les prestas atención. Y luego andas quejándote porque recibes notas bajas. ¿Pero qué quieres? no te esfuerzas ni una pizca en conseguir un buen resultado. Te duermes encima de los libros, sin haber leído ni un párrafo. No haces tus tareas, no repasas tus clases, no haces nada. Te preocupa más estar con tus amigas o conmigo, que estudiar.

Y luego lloras, como solo tú sabes hacerlo. ¿Alguna vez te has puesto a pensar que lloras más que un bebé? haces un escándalo por todo, Princesa. Porque sí, porque no. Nada te deja satisfecha. Y cuando quieres algo, lloras un mar hasta conseguirlo. Tus gritos podrían dejar sordo a cualquiera, ¿te lo ha dicho alguien? Y cuando hablas, las palabras que salen de tu boca son casi inentendibles porque pronto empieza a faltarte el aire de lo desesperada que te pones. Y no te importa que sea yo quien tenga que soportar cada vez que haces un berrinche. Serena, Serena...

Aparte de todo, mi amor, no sé por qué demonios tienes que ser tan impuntual. Llegas tarde a todas partes, incluso a las citas que te he programado con días de anticipación. Siempre que te invito a alguna parte, acabo esperándote más de media hora porque tú nunca puedes llegar a tiempo. Ni que tuvieras que arreglarte tanto...

Y luego de eso, me pregunto por qué te amo. Y me encuentro mirándote a los ojos y la respuesta llega a mi mente. Porque eres única, y me haces el hombre más especial del mundo. No concibo mi vida sin ti a mi lado, Serena.

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